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La Química de los Aceites Esenciales

Los Aceites Esenciales se componen de diminutas moléculas, todas con menos de 500 unidades de masa atómica (UMA o Dalton) de peso molecular. Por el contrario, los aceites grasos se componen de moléculas mucho más grandes, cuyo peso es de 1000 UMA o más. Esta diferencia es crucial para comprender la razón por la cual los aceites esenciales curan y los aceites grasos no lo hacen, o al menos no de la misma manera.
Debido a su tamaño infinitesimal, las moléculas de los aceites esenciales pueden traspasar con facilidad todos los tejidos de la planta e ingresar en las células mismas a través de la pared celular. De esta manera llevan la nutrición e información al interior de la célula y transportan los productos de desecho fuera de la misma. El hecho de que sean aceites (mezclas de compuestos lipídicos) mejora su poder de penetración, permitiéndoles cubrir las las necesidades de la planta: desde la circulación total hasta el funcionamiento interno de una célula.
Todo aceite esencial que se aplique sobre el cuerpo es transdérmico (puede atravesar la piel) y puede llegar a cualquier parte del cuerpo en sólo minutos. Algunas personas pueden aplicarse un aceite - como el de menta y otros - en las plantas de los pies y saborearlo en la lengua en menos de un minuto.

Los aceites esenciales realizan muchas tareas para cumplir con las funciones de la planta. Regulan el crecimiento de la planta, como las hormonas. Ayudan al metabolismo de la planta, como las enzimas. Además, brindan la base para que el sistema inmunológico proteja proteja a la planta de los virus, las bacterias, los microbios, los hongos, los parásitos y los insectos indeseables. Cuando se corta una planta, exuda oleogomoresina (nombre técnico de los jugos de circulación de las plantas) dentro de la herida para iniciar así la curación.
Debido a que Dios creó las plantas para nosotros, sus aceites pueden sernos útiles y beneficiarnos de la misma manera que a las plantas. Por lo tanto, pueden mantener y equilibrar nuestro sistema endocrino, circulatorio, digestivo, nervioso y reproductivo. Pueden limpiar nuestras cavidades nasales y pulmones para ayudarnos a respirar mejor. Pueden ayudarnos a metabolizar nuestros nutrientes, minerales y vitaminas. También pueden elevar las defensas naturales de nuestro sistema inmunológico para que podamos combatir enfermedades con nuestras propias habilidades. Y si bien son buenos para nosotros, también pueden ser enemigos de bacterias, virus, parásitos y hongos. De esta manera pueden atacar a los agentes invasores directamente. Muchos aceites, al aplicarlos en la piel, también son eficaces repelentes de insectos. Y así como las resinas que exuda la planta llenan la herida y comienza su  proceso de curación, verter aceites esenciales sobre cortadas y heridas puede acelerar la curación y protegernos de infecciones gracias a sus capacidades antisépticas. Hasta cierto punto, la mayoría de los aceites esenciales son microbicidas.
Extracto de "Aceites Curativos de la Biblia"

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