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Aceites Esenciales para el cerebro y las emociones

Uno de los aspectos curativos más poderosos de los aceites esenciales es su capacidad de penetrar la denominada "barrera hematoencefálica". Al respirar las moléculas de aceite por los tractos posteriores de la nariz, éstas van directamente al cerebro, hacia una parte llamada amígdala (o diencéfalo). Esta es la oficina central del sistema límbico, que maneja el sistema de almacenamiento de todas las experiencias emocionales. Dicha parte del cerebro no comprende las palabras y no puede comunicarse mediante el lenguaje oral o escrito, pero sí responde al olfato. Por lo tanto, los aceites esenciales proporcionan poderosas vías de contacto con esa parte no verbal de nuestro cerebro que almacena nuestros sentimientos y emociones. Esta es la razón por la que al oler una torta de chocolate, por ejemplo, le viene el recuerdo de la antigua cocina de la abuela cuando era niño. 
Es interesante saber que si bien el cerebro es el coordinador de los recuerdos emocionales, en realidad no todos los recuerdos se almacenan allí. Cuando vivimos una experiencia emocional, especialmente una traumática o dolorosa, la amígdala asigna una parte del cuerpo para que recuerde esa experiencia hasta que usted esté listo para afrontarla. Mientras tanto, las emociones almacenadas nos pueden enfermar. Por lo tanto, cuando los aceites esenciales activan un recuerdo emocionante o perturbador, nos dan la oportunidad de lidiar con esa emoción y sacarla de nuestro sistema, efectuando así una curación.
Durante años se creyó que los tejidos intersticiales del cerebro funcionaban como una barrera para impedir que las sustancias perjudiciales llagaran hasta las neuronas del cerebro y el líquido cerebro-espinal. En lugar de una barrera, sería más adecuado considerarla como un filtro por el cual sólo pueden pasar moléculas de un tamaño determinado o más pequeñas. Los médicos no lo aseguran, pero al parecer sólo las moléculas con un peso molecular inferior a 800-1000 unidades de masa atómica (UMA) logran atravesar la barrera hematoencefálica. Aparentemente otro factor que facilita el paso a través de ella es la solubilidad en lípidos. Las moléculas de los aceites esenciales no sólo tienen un peso molecular de 500 UMA o menos, sino que son solubles en lípidos.
Por esa razón son aromáticos: sus moléculas son tan pequeñas que se mezclan fácilmente en el aire para poder entrar en nuestro olfato y ser detectadas como aroma y olor. Los aceites esenciales de cada especie atraviesan la barrera hematoencefálica, y eso los hace únicos. Son capaces de tratar una enfermedad no sólo a nivel físico, sino a un nivel más básico y fundamental: el de las emociones, que a menudo son la raíz de las enfermedades físicas.

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